PRESENTACION DE ARTE
"El mejor arte puede lograr el vértigo, el éxtasis o la náusea, pero la realidad, la absoluta realidad, el fondo de la realidad es, probablemente, intolerable".
Jorge Aulicino
"Tenemos el arte para que la verdad no nos mate", dijo Nietzsche y volvió a contemplar las montañas de la alta Engadina, siempre que recorría esos senderos volvía a sus posadas habituales con renovadas ideas. Y también con aires de altura, aquéllos de las águilas, no hay cóndores en Europa, es así que las águilas se transforman en las aves emblemáticas de lo superior. El arte y el artista no están separados del resto de los humanos. Sentir y pensar lo contrario es equivocarse. Un arte y un artista que sirva para preservarnos de lo intolerable es también un arte y un artista que nos lanza a los desafíos de lo porvenir, de lo que será recibido (percepto) de lo que será sentido (afecto) de lo que nos hará pensar (concepto) y esto en distintas dimensiones temporales. Si se anuda, si se arroja, si se atreve, si lo rompemos. ¿Quién? Nosotros. ¿Qué? Nuestras costumbres. Nuestras sumisiones. Nuestras combinaciones. Nuestras no-interrogaciones nuestras no- sensaciones. Tememos. Tememos ese fondo insondable de la realidad, le tememos y nos consolamos con las *pantallas llenas de protecciones y desinfecciones. El arte no es ajeno a nosotros. Cada acto reclama un hacer arte, un vivir arte, un sentir arte. Emoción-arte.
No nos recuerda Deleuze que: "¿No es ésa acaso la definición del percepto personificado: volver sensibles las fuerzas insensibles que pueblan el mundo y que nos afectan, que nos hacen devenir?"
He allí una pequeña clave, el devenir, ¿qué advendremos?, ¿podemos intervenir en ello?. ¿Nos saldremos del centro? ¿Adquiriremos márgenes, otras orillas adónde arribar? Nada más respetable que quedarse. Nada más intenso que arrojarse.
Sergio Rocchietti
*Pantallas: éstas no se refieren a las comunes pantallas de T.V. ; las pantallas nos rodean en todos los medios de comunicación, como son pantallas también nuestros semejantes cuando se transforman en superficie de reflexión, de retorno de los sentidos comunes y aceptados, transmitidos y enseñados. ¡Qué nada altere las buenas costumbres! Son buenas por serlo, costumbres, y no por buenas. No arriesgarse. No moverse. No alterarse. Quietos cómodos y educados. Hemos propuesto (Versiones del éxtasis) una estética de la ruptura, nos corregimos, con la ruptura alcanza. La ruptura ya es un acto estético y mucho más aún, ético. Y no se trata de obtener satisfacciones en el fácil destrozo sino que la ruptura propone un "a construir" y una fundamentación (creemos que siempre a posteriori) de porqué se ha realizado.
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