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CUERPO

Editorial

Sobre el cuerpo (editorial)

Cuerpo y letra

Narrar el cuerpo narrado / Materia carne, asunto cuerpo (I) / Materia carne; asunto: El cuerpo Kafka (II) / El cuerpo en la escritura de Samuel Beckett / Angustia: la permanente pasajera / Acercamiento a Artaud (tercera parte) / Herman Melville: Bartleby o la fórmula / Meditaciones Orgánicas de Cristina Piña /

Cuerpo sin órganos

"Introducción al "CsO" / "CsO" / Para el cuerpo anoréxico

El cuerpo en Grecia

La especulación presocrática (1) (2) / La enfermedad Sagrada / La epilepsia / Los textos hipocráticos

Cuerpo en la posmodernidad

El cuerpo vacío / Dispersión corporal / Como hablan los ángeles (el cuerpo en la postmodernidad I) / Pero ¿tu cuerpo se sigue pareciendo al que conocías? / Fronteras del cuerpo: de los ´60 al 2000 / El cuerpo en el siglo XXI

Cuerpo: belleza-erotismo

La Belleza (I) (II) / El erotismo

Fenómeno psicosomático

Sobre el fenómeno psicosomático (1era parte) / Asma bronquial / Alergia / Asma en el embarazo / Asma y embarazo: La opresión de la estrechez / Embarazo e Inmunidad

Cuerpo y arte

Un instante de intimidad / El ojo de la tormenta / Jugar a ser Dios con el cuerpo / Una experiencia radical sobre el propio cuerpo

Cuerpo y psicoanálisis

El alma vuelve al cuerpo

Cuerpo y filosofía

La resurrección de los cuerpos / El Cuerpo de Spinoza / El cuerpo utópico

El cuerpo de la angustia

Mi cuerpo grita / Acerca del ataque de Pánico / Un país en crisis, un cuerpo en crisis

El cuerpo en la época medieval

El cuerpo como metáfora

 


SOBRE EL CUERPO
EDITORIAL

Vanesa Guerra
Sergio Rocchietti



Desnudo

Porque está de moda, porque es trillado, porque se ha dicho todo y no se ha dicho nada, porque no deja de acompañarnos, porque nos empaña, porque no podemos limitarlo, porque tiene sus propios límites.
Porque se enferma, porque se eriza, porque da risa.
Porque no podemos vivir sin él.

Porque se gasta, porque nos desgasta, porque envejece, porque carece, porque no lo bancamos, porque sí lo bancamos, porque no podemos deshacernos de él, porque nos deshace, porque nos hace.
Porque nos pesa, porque a pesar.

Porque nos representa, porque nos presenta, porque nos delata, porque da lata.

Porque nos relaciona, porque relacionamos, porque reaccionamos, porque nos reacciona,
porque nos regocijamos o porque nos vamos, porque ocupa un espacio y atiende la hora.

Porque hay vecinos, porque hay extraños y no tan extraños y semejantes y además espejos...

Hay cuerpos a montones y hay montones de cuerpos.

Se pueden agrupar en una ciudad, en un estadio, en una playa, en un cine o un shopping, también se pueden amontonar en una morgue o en una fosa común. Tenemos un cuerpo y somos un cuerpo y hemos necesitado y necesitamos la presencia de otros cuerpos que se presentan con todas sus variedades: cuerpos erotizados, pasionales, sanos, enfermos, amorosos, mutilados, bellos... ¿Cuántas perspectivas del cuerpo hay? Muchas, podemos multiplicar los cuerpos cuantas veces queramos y llegaremos al famoso "cuerpo social".

¡Oh! Sucede que vivir "en sociedad" es incluirse como cuerpo y compartir algunas pautas comunes con otros con los cuales habitamos un mismo lugar en donde funcionan, por ejemplo, ciertos dispositivos, regulaciones, emplazamientos y distribuciones. Lo interesante es que todas estas cuestiones nos hacen ser quienes somos o nos hacen partir de donde partimos: aún si no hemos participado de esa historia, "esa" historia nos alcanzará transformándonos.

Al Held (Fragmento)


Nuestra pregunta es ¿qué nos ocurre hoy con nuestros "socius"? ¿¡Socius!? Sí, socius, del latín, etimología de la que deriva sociedad, socio y compañero. ¿Qué es lo que ocurre?

Caminemos una calle cualquiera, un día cualquiera y propongámonos el ejercicio de la observación, miremos a la cara de los que allí transitan, y aguardemos. ¿Qué hay? ¿Qué encontraremos? En vez de atravesar las calles y a los demás, miremos de cerca, detengámonos a pensar y sentir. ¡Tss, tss! ¡Eh! ¡Usted! ¡No proponemos una pedagogía de los sentimientos!. Lejos de eso, nos interrogamos en lo más cercano, en nuestros hábitos cotidianos para intentar discernir quiénes somos en tanto qué hacemos en nuestros pequeños gestos, para saber si lo que nos agita es nuestro o impuesto y quizás para, alguna vez, decidir sobre ello. Lo simple nos puede llevar lejos.

Y algo más. Nuestros hábitos cotidianos están dentro de la sociedad como parte de la cultura, y es por eso que los gestos involucran gran cantidad de saberes, prácticas y discursos. Se puede iniciar el recorrido en el gesto de un apretón de manos y terminarlo en la antropología del pacto. Dijimos que no proponemos una pedagogía de los sentimientos porque sabemos que esa pedagogía aislada, no serviría nada más que para instantes, lo cual no es poco. Sí proponemos una ejercitación para el cambio, o no. Que cada uno lo decida. Vale.

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