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¿Transdisciplina?

Sergio Rocchietti


I.

Los temas transdisciplinarios son temas tratados de un modo plural desde distintas perspectivas y con la intención de llegar a constituir un lugar distinto a los usuales (1). El intento es el de obtener un paisaje más amplio que el que se logra percibir conceptualmente desde el estrecho marco de una disciplina. Por ello trans-disciplinario hace mención a lo que se puede encontrar, si uno se atreve a ir a buscar más allá del marco.
El marco es lo que da una definición estricta a la disciplina. El marco enmarca el ámbito donde esa posibilidad de saber y sus conceptos se hayan en la compañía propia de lo conocido.

El producto más conocido de la disciplina y al que mas se recurre en los medios de comunicación es 'el especialista'. No desdeñemos nuestra consideración de los medios de comunicación masiva, son los formadores de opinión, de doxa, de discurso común y de sentires comunes, de pensamientos comunes, y de vidas comunes. Lo común de los medios de comunicación es que impiden. Debiéramos agregar que posibilitan también, lo que ocurre es que insistimos en su aspecto de limitación y no en sus aspectos de posibilidad, nuestra consideración se hace sobre los efectos en general, digámoslo de una vez, sobre aquello que es llamado social (2). El sentido común es al discurso común lo que la masa como agrupamiento concreto es a la masa virtual.
¿Y por qué la masa, lo común, y el sentido común deben reducirse?
(3). Simplemente porque impiden. Impiden el surgimiento de alguien en su singularidad, aunque después ese alguien decida irse a agrupar, eso no es un impedimento, al contrario. La clave de esa situación es la palabra decisión. Alguien que ha decidido es respetable en sus decisiones, nos guste o no nos guste lo que haya decidido, porque no es cuestión de gustos sino de actos, de haceres y desde donde se construyen los mismos. Una decisión es un proceso complejo que no vamos a detallar, dejamos establecido que no son nuestros enemigos ni el sentido común, ni las masas, ni las masas virtuales, ni los especialistas; sí, nuestras luchas, combates, escaramuzas, son con las no interrogaciones, con las evitaciones de los exámenes rigurosos y descarnados de cualquier tema que nos alcance en la existencia. Entonces recurriremos a las preguntas y no a las certezas, y si el especialista está en la posibilidad de darlas, las respuestas, será escuchado, mas no será lo que nos haga clausurar o concluir, sino que será nuevo impulso para la indagación hasta que se llegue al momento del hacer.
Un pensamiento sin prácticas no será más que estéril.
  

II.

Una posición artística, si se puede decir así, implica también puntos de vista, perspectivas, clausuras y aperturas, y no sólo eso, sino también modos de percepción, sentimiento y pensamiento. Es un tema complejo pero no tan arduo como para no intentar un intercambio fructífero entre los distintos recorridos y personas participando de esos recorridos. El arte es eminentemente transdisciplinario, en sus búsquedas, en su yuxtaposición de elementos divergentes a primera vista, en su composiciones, en sus obras. En su obrar con el movimiento, con los espacios y los tiempos.

Es factible, también, que no nos podamos poner de acuerdo con aquellos que necesitan una especificidad rigurosa y unos límites que siempre deben mantenerse nítidos y visibles para poder saber quien soy y donde me encuentro, no lo descartemos, puede suceder, pero desde la transdisciplina no no se buscan acuerdos o desacuerdos -ambos se dan o no sin nuestra intervención- sino posibilidades de producción y modificación en nuestros saberes e insistimos, en uno, los saberes no son disciplinarios sino "trans", atraviesan, van más allá de uno; nos atraviesan y nos constituyen, si dejamos de ser para permitirnos ser atravesados, si nos permitimos dar lugar aquello que portamos sin saberlo (4).

La transdisciplina no es meramente un asunto teórico sino que supone y propone una actitud-ética-en-el-mundo, así todo entre guiones al modo de los existencialistas; los guiones nos recuerdan que somos y hacemos en el tiempo y nos dan la sensación del mismo al hacernos pausar las palabras de un modo no habitual; llegamos así a la consideración: hay tiempo. Si hay tiempo somos mortales. A cada quien le compete sacar las consecuencias de tamaña afirmación nunca ni siquiera oída (tranquilamente). A cada quien que pueda oírla le compete sacar las consecuencias de lo que escucha en ese 'somos mortales' y es por esta vía que retornan los existencialistas.
Una actitud ética en el mundo (ya sin guiones) también supone y exige una actitud política. Una actitud política no se evidencia por el ejercicio de uno o más votos, o de una o más postulaciones. El voto no es sino el nombre de la democracia que degradada desde su origen-Grecia por lo que continuó, y ya en su origen, Grecia, intenta que los hombres hallen su 'común', llamado así por aquéllos griegos, el hombre del medio, el hombre del común, aquel que da la medida sólo de un promedio, nada más. Digámoslo así, el hombre común, el hombre inexistente o sólo la idea de un hombre. Ahora bien, ¿la idea de un hombre que tiene en común con un hombre? La idea, ideas que nos hacemos, que nos dan, ¿qué alcanzan de lo que es un hombre? ¿Haremos la pregunta? No. Ya se la hizo en forma de enigma, la Esfinge a Edipo, nosotros decimos que sólo puede haber respuesta: "el hombre"; no pregunta ¿el hombre? Cualquier pregunta ¿qué es?, ¿cómo es?, ¿dónde está? el hombre, sólo conduce al extravío. Al nuestro.
Sin situación, sin determinaciones estrictas, esas preguntas sólo pueden extraviarnos. Entonces, por ahora, sólo puede haber respuesta el hombre.
¿Qué es hoy la polis? La ciudad y su proliferación: la megápolis.
¿Qué es hoy la política en la polis? El ínfimo ejercicio de una votación.
Una actitud ética supone y exige una actitud política.
Cada uno de nosotros debe tener estimada una posición en relación al vivir en la polis, al vivir en la megápolis, al vivir en el mundo. Una posición (móvil, de casi contínuas estimaciones y reorientaciones, y pausas) en lo que respecta al vivir, al existir, de uno, de otros, de nosotros, y de otros más lejanos.

III.

La transdisciplina como tal no existe.
No. Es así. Y no la haremos existir. Justamente su existencia bajo los modos de la permanencia es lo que anularía su eficacia.
La transdisciplina no es. La transdisciplina puede ser. La transdisciplina puede ser en en ocasiones durante algunos momentos. Esos momentos son de mutación, transformación, cambio.
Impredecibles y no generalizables, los actores transdisciplinarios se ofrecen al azar de una transformación no planificada o la a neutralidad del "no pasó nada".
La transdisciplina es una postulación para ciertos encuentros. Encuentros casi fortuitos, aunque, a la vez, esperados.
Esperados desde un olvido (5).

Vayamos por pasos. Para llegar al territorio del encuentro transdisciplinario (posteriormente llamado acontecimiento) hay que haber podido atravesar los territorios disciplinarios. No es algo común, mayoritariamente somos habitantes de las geografías disciplinarias. Las que tienen por límite los marcos. Férreos en nuestras consideraciones de las "parcelas" del conocimiento, de los saberes y sus objetos, de las epistemologías tradicionales, pudimos ir sintiendo que había algunas cosas que no encajaban, ciertas molestias ocasionales, desánimos o pequeñas amarguras indicaban que algunas fisuras se iban agregando a lo liso y espejado que se quería pero no se alcanzaba.
A la transdisciplina se llega por los territorios resquebrajados.
La transdisciplina es efímera, parcial e inconstante.

La conciencia (habitual) se altera: no nos gustan las molestias, son enojosas, nos alteran. ¡Que nada ni nadie perturbe nuestros sueños de la vigilia! ¡Que no se atrevan a irritarnos! O más modestamente sin signos de admiración: no rompan nuestros saberes, que los paradigmas reposen y nos dejen descansar.

IV.

Consideraciones Generales:

F. Nietszche en Prólogo a Aurora (1886):

"Este prólogo llega tardíamente, pero, con todo, no llega demasiado tarde; ¡qué importan cinco o seis años! Un libro y un problema como estos no tienen prisa; y además, somos amigos de lo lento mi libro y yo. No en vano se es o se ha sido filólogo. Filólogo quiere decir maestro de la lectura lenta, y el que lo es acaba por escribir también lentamente. No sólo el hábito, sino también el gusto -un gusto malicioso acaso-, me llevan ahora por ese camino. No escribir más que aquello que pueda desesperar a los hombres que se apresuran. La filología es un arte venerable, que pide ante todo a sus admiradores que se mantengan retirados, tomarse tiempo, volverse silenciosos y pausados, un arte de orfebrería, un oficio de orífice de la palabra, un arte que pide trabajo sutil y delicado, y en que nada se consigue sin aplicarse con lentitud.
Precisamente por eso es hoy más necesaria que nunca;precisamente por eso nos seduce y encanta en medio de esta época de trabajo, es decir, de precipitación, que se consume por acabar rápidamente las cosas.
Aquel arte no acierta a acabar fácilmente; enseña a leer bien, es decir, a leer despacio, con profundidad, con intención honda, a puertas abiertas y con ojos y dedos delicados. Pacientes amigos, este libro no desea más que lectores perfectos, filólogos perfectos; aprended a leerme bien".

J. Lacan entrevistado por Paolo Caruso (1966):

"Mi «retorno a Freud» significa simplemente que los lectores se preocupen por saber qué es lo que Freud quiere decir, y la primera condición para ello es que lo lean con seriedad. Y no basta, porque como una buena parte de la educación secundaria y superior consiste en impedir que la gente sepa leer, es necesario todo un proceso educativo que permita aprender a leer de nuevo un texto. Hay que reconocerlo, antes no se sabía hacer otra cosa, pero al menos se hacía bien; en cambio, actualmente tampoco podemos decir que sabemos hacer otras cosas, aunque estamos convencidos de ello; no basta con hablar de método experimental para saberlo practicar. Sentado esto, saber leer un texto y comprender lo que quiere decir, darse cuenta de qué «modo» está escrito (en sentido musical), en qué registro, implica muchas otras cosas y sobre todo, penetrar en la lógica interna del texto en cuestión".

La transdisciplina es muchas cosas pero ninguna de ellas material. O sí, pero no forma parte de la ontología, así que no nos tenemos que preocupar por su lugar en el mundo.
Lo material de la transdisciplina está en nosotros y fundamentalmente forma parte de la Escritura y la Lectura, aspectos decisivos del 'acontecimiento transdisciplinario', de allí se regresa a la disciplina pero es un regreso al sitio de lo distinto. Lo distinto: una disciplina horadada no es una disciplina con fronteras que ponen al habitante de ese territorio en estados fronterizos.
Una disciplina horadada permite aperturas, flujos, y reflujos, permutaciones e intercambios con un más allá de la disciplina. Si la disciplina es la tierra de la identidad, la transdisciplina es el territorio de lo diverso.
Bien, pero quiero centrarme en lo específico, Escritura y Lectura, alguna vez tendremos que dedicarnos a ellas y formar núcleos como el referido al trans de Transdisciplina, hay un esbozo de temas y textos, pero hay más afuera que allí y no está trabajado (aún por nosotros).

En la consideración transdisciplinaria de los textos hay cuatro subrayados para hacer (son arbitrarios en su coloración pero no en su concatenación).
Uno, negritas, destacan un tema o una puntualización. Es el nivel más bajo de subrayado.
Dos, azul, segundo nivel en importancia. Frases o palabras que agudizan un sentido caligráfico en las formas del texto.
Tres, tercer nivel en importancia, casi insustitible, si no se lee lo rojo no se ha leído. Son los núcleos duros del texto presentado (siempre a nuestro juicio, o sea al del 'lector').
Cuatro, letras cursivas más grandes, todo en mayúsculas: es el párrafo más importante del texto. Se puede leer ese sólo párrafo y estaríamos en condiciones de hablar de lo presentado. Eje fundamental del texto.
Quinto, los descentramientos, no posibles de ser designados o distinguidos de antemano; ocurren durante las operaciones de lectura, si se hacen posibles (vertientes 'del margen' o del 'hacia los rizomas'; cartografías no calcos).
O sea que estamos presentando niveles de lectura, pliegues en el texto, operaciones de lectura que hacen al acontecimiento transdisciplinario. Origami de la palabra y las frases. Dit-mensiones, dimensiones del dicho, del decir, de la huella, de los archivos y de las superficies, de los bordes y de los agujeros. Una topología de la lectura y sus consecuentes operaciones de estrictura, de estructura y escritura. Leer también es escribir en el soporte inmaterial del Otro (nuestro cuerpo simbólico, nuestros blocks no tan maravillosos, parafraseamos a Freud con sus bloques maravillosos de conciencia y memoria).

En los inicios lo simple: la lectura es el encuentro de la visión con el lenguaje.
Tenemos que considerar tres verbos: mirar, leer y significar.
Miramos con los ojos. Leemos con los ojos, pero eso es nada más que ver letras, palabras, frases y no ver significados, no vemos significamos.
Significamos con nuestros cuerpos, pero en ese caso, los significados se alojan en un cuerpo al que llamamos cuerpo por convención, mejor digamos, cuerpo de significación.

Hagamos algunas relaciones y algunas permutaciones:
Leer con paciencia (propuesta nietzschiana).
Leer con ojos y dedos delicados (para sentir mejor), con puertas abiertas para que los vientos aireen la lectura (propuesta nietzschiana).
Leer lo inconciente (propuesta freudiana) en sus formulaciones de texto; inteligir, leer entre líneas (propuesta de J. Lacan), volver a leer (desaprender lo que creemos) propuesta lacaniana.
Leer el mirar o sea leer las imágenes. Las imágenes ofrecen recorridos a ser delineados, a ser puestos en contigüidad, o en continuidad. Las imágenes llevan límites y de allí llegamos a las discontinuidades. Hiato.
Leer el mirar es estar cerca de esas relaciones "X" y la pantalla, si estamos en la superficie de la pantalla nuestra visión va a estar muy propensa al sentir, si salimos de esa superficie y nos podemos ubicar en otro lugar, estaremos propensos a la contemplación, a discernir desde un punto de exterioridad.

La consideración de las superficies es la consideración de los territorios planos que se divisan a nuestro derredor y especialmente en frente de nosotros. Lo que nos enfrenta en esos espacios es lo que se da a ser recorrido. Esos territorios llaman al movimiento. Es la plenitud de lo plano. 

Ver en el lenguaje no será sin significar y no será algo que podamos hacer sin nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo de significación.
Ver en el lenguaje es ver con el lenguaje (6).
Leer.
Luego la escritura.
Hacer las escrituras, ese es el tema con el que continuaremos.

NOTAS:

(1) Insistimos e insistiremos: esos lugares no son lugares de permanencia, son lugares de tránsito, de pasaje, de construcción de andamios para pasar de un lugar a otros, y continuar los caminos. Claro está que hay el descanso, el reposo y es allí donde surgen las creencias y lo ya adquirido, fugaz también, pero bueno, son también necesarias las consistencias y las identidades, el problema son las permanencias militantes y reiteradas, las no aceptaciones de lo inevitable. Detenciones que surgen muchas veces de la consistencia de la piedra tanto como de la letra (pedidos de lo trascendente).

(2) Para nosotros lo social es un espacio determinado, constituido por los otros y en menos medida por nosotros; es la intelección de: hay otros y por ello allí suceden cosas. Hay otros y acciones, relaciones y circulaciones. Igualmente sabemos que esto debe ser ampliado (con por ejemplo, la historia y los relatos de lo social). Igual como decía Lewis Carroll, 'social' es una "palabra-valija", es una palabra contenedora, dentro de ella se agrupan las más diversas cosas, bloques amalgamados de elementos, esperpentos y hechuras barrilete que alguna vez hemos visto y veremos.  

(3) Si lo social y sus características debe ser ampliado también debemos dirigirnos hacia el concepto de masa como efecto de lo social y detenernos en sus detalles. E incluso deberemos ampliar como se "hace masa" también en soledad, o como decía Freud, dos personas enamoradas son una masa; es una indicación valiosa. Se haran necesarios otros trabajos especialmente sobre los "agentes colectivos de enunciación" (Deleuze-Guattari), masa y poder (E. Canetti), las masas virtuales (que es nuestra propuesta) y por supuesto una revisión de "Psicología de las masas y análisis del yo" (Freud). Nuestra propuesta es ver que sucede con el yo sin la masa (como cuerpos de otros presentes) cuando igual se hace masa (identificaciones y alienaciones varias: medios de comunicación, moda, etc.) en lo social.

(4) Otra de nuestras deudas será la que dejamos planteada en relación a la presencia del sujeto supuesto saber (J. Lacan) en los funcionamientos referidos al saber. El sujeto supuesto saber es la ficción siempre presente de: "hay alguien que sabe de qué se trata" en referencia a esto. Hay la posibilidad de un saber absoluto (Hegel). Un saber absoluto es aquel saber que alcanza a recubrir por completo a la cosa, cualquiera sea ella. Y ese saber es alguien, y ese saber 'es' de alguien; alguien lo 'tiene', y luego, alguien (el que lo posee) se satisface con él. El ir más allá del sujeto supuesto saber, el ir más allá es nuevamente un 'trans' postulado en lo trans-disciplinario. Es eso lo que da salida; es lo que nos permite sentir que es lo que portamos sin saberlo, las posibilidades de saber y de llegar a nuestro conocer -saber y conocer están en lugares diferentes-  y no sus contenidos, no como un saber constituído, porque el saber es lo que se hila en nosotros sin nuestro conocer, es esto lo que puede ser llamado: haber ido más allá. El atravesamiento de esa ficción imaginaria pero no por ello menos importante y constitutiva de los seres hablantes -el sujeto supuesto saber- es una tarea ardua y poco probable de llevar a cabo, mayoritariamente, pero sí, posible de realizar en lo singular. Nuestra deuda es la consideración puntillosa de este 'sujeto supuesto saber'.

(5) Dejamos para un inmediato porvenir, que anhelamos casi inmediato, el poder desplegar los espacios del conocimiento, el desconocimiento, la ignorancia, el saber, la ignorancia localizada u orientada y el olvido y la memoria, como espacios para el asombro. Una lista, nada más.

(6) Estrictas consideraciones para lectores imbuidos de psicoanálisis y en especial de "La significación del falo" de J. Lacan. La significación del falo es la significación con el falo. El falo es el de los misterios de Eleusis y también es aquél que en Pompeya indicaba el camino hacia el burdel; o sea el falo es la nota, el modo de llamar a la potencia del deseo en el lenguaje y en los conceptos del psicoanálisis. El deseo del otro es así deseo del Otro (es así llevado a; es así posible como; léase en lo anterior). Investido "mi" cuerpo de falo, disfrazado de falo, soy aquél que sutura y satura la falta en ser de otro que me eleva a la potencia de símbolo. Hablaré y sentiré (humanamente, o sea compartiendo con los otros, reconocido y reconociendo). Sentir no es sentir sin el otro que hace de mí la carne de su existencia sentida por los sentidos que la acompañan entre los símbolos (palabras) en el lenguaje. Ardorosa permutación de carne y sonidos que dan lugar a que todo el lenguaje se corporice y que las palabras adquieran significación y representación (allí funcionan los agentes de la represión, castración, frustración y privación). Las palabras se transforman en pequeñas imágenes y en grandes visiones, la piel se estira hasta crear las gigantescas pantallas que me van a recubrir como telones infinitos en el teatro de la existencia (hubiera dicho Shakespeare). El mundo como escenario. La vida como sonidos sin sentido, gritados por un loco que trata de contar una historia. La suya, la nuestra, la de todos.

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